Mo Farah. La persistencia
Me impresionó Mo Farah el domingo. Aquel niño somalí que emigró a Londres, que retaba a una carrera a todos los que se reían de él, es para mi la imagen de la persistencia, la tozudez. Es un hombre que lleva dos décadas de cross-country, de tres miles, de asfalto, de entrenamientos en el londinense Bushy Park. El domingo voló y no paró hasta lograr el récord europeo de las dos millas. Entró en meta con 20 segundos de ventaja.
Recuerdo siempre lo que le costó convencer a Salazar para que fuera su entrenador. Aquella mítica conversación en el verano de 2010. Meses antes de que el técnico aceptara finalmente.
Fue en un hotel, creo que el de Zurich, después de una carrera en la Liga del Diamante y Farah quería comenzar a entrenarse con Alberto y pasarse de forma definitiva al asfalto. Dejar la pista y abrazar la maratón. Pero Salazar, el hombre del chandal y la gorra bien calada, se lo puso muy difícil. La suya fue una respuesta contundente:
-No es posible. Por tres razones. Uno. Eres de Adidas y todos mis atletas y yo estamos contratados por Nike. Dos. Eres británico y todos mis atletas son estadounidenses. Y tres. No tienes que pasarte a la maratón: tienes muchísimo margen de mejora aún en 5.000 y 10.000.