Bekele ¿Y ahora qué?
Un duro golpe. Kenenisa Bekele conoció ayer la cara más amarga del maratón, la dureza de la distancia, que no perdona a nadie. “El maratón puede humillarte”, advertía el viejo Bill Rodgers. Ayer las calles de Chicago recordaron al etiope, uno de los más grandes fondistas de la historia, que los 42 kilómetros son tan largos como la vida. Mi opinión personal es que Kenenisa llegó al lago Michigan con el cuentakilómetros poco trabajado. Una cifra de 170 semanales se me antoja escasa.
Tendrá que trabajar mucho Bekele. Ha sembrado dudas. Y las peores dudas son las que uno se genera a sí mismo. Es cierto que Gebrselassie tardó en tomarle la medida a la distancia, pero la realidad es que Bekele no ha avanzado nada entre su primer maratón y el segundo. Tendrá que ganarse la plaza para los Juegos de Río y no lo tendrá fácil. En enero sus compatriotas volverán a volar en Dubai como todos los años y la selección etiope se le puede poner cuesta arriba. Mi apuesta es que Bekele intentará correr en el próximo Maratón de Berlín para lograr un crono que le garantice el sueño olímpico. Pero no lo tiene fácil porque va a necesitar tiempo para encajar el golpe recibido en Chicago. Ayer vio de cerca el rostro de la maratón. Y el de Kenia.